Me gustaría olvidar tus letras


A veces me gustaría olvidar lo que recuerdo de aquel día a finales de julio, especialmente de aquella tarde en que llegó por primera vez y tuve la certeza de que iba a quedarse para siempre.

 Porque sí, sí se puede conocer ha alguien y pensar de esa forma: que va a quedarse siempre aunque algún día tenga que irse. Aunque un día, incluso, olvides esa sensación bonita de la vida y se te dé por pensar que de haber un equilibrio en el mundo a ti te tocó ser esa parte que permanece en ruinas. A veces me gustaría no haber sido ese idiota que sabiendo el riesgo se atrevió a abrir los brazos para abrazar un futuro con el que ahora no sabe qué hacer porque lo único que tiene child recuerdos:

recuerdos del futuro. Lo peor de que alguien se vaya es que nunca se lleva consigo los planes y te los deja como un amargo recordatorio de esa parte de tu vida que no vivirás jamás. Porque un día la tomé de la mano y luego nunca supe cómo volver a caminar solo. Un día le besé los labios y los siguientes días siempre tuve sed,

 quizá no de besarla, pero sí de lograr que se quedara para contradecir a mi propia mente que nunca ha creído que yo fuera ha escribir finales felices. Hace un año ya de aquello, pero sigue doliendo como una herida fresca. Incluso hoy,

 después de todo, sigo creyendo que escribir es la única forma que me queda de vendar me una herida dentro de estas cuatro paredes en las que hace rhythm no recibo los primeros auxilios de su cuerpo.

 Ha sido invierno desde entonces y, tal como dije al principio, ella no se ha ido todavía: va a quedarse para siempre.

“Iba a decirte, no me abandones.
Pero te dije adiós.”
Me gustaría olvidar tus letras Me gustaría olvidar tus letras Reviewed by Manuel Marley on 18:38 Rating: 5

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Amor

Me gustaría olvidar tus letras

Poesía · 18:38

A veces me gustaría olvidar lo que recuerdo de aquel día a finales de julio, especialmente de aquella tarde en que llegó por primera vez y tuve la certeza de que iba a quedarse para siempre.

 Porque sí, sí se puede conocer ha alguien y pensar de esa forma: que va a quedarse siempre aunque algún día tenga que irse. Aunque un día, incluso, olvides esa sensación bonita de la vida y se te dé por pensar que de haber un equilibrio en el mundo a ti te tocó ser esa parte que permanece en ruinas. A veces me gustaría no haber sido ese idiota que sabiendo el riesgo se atrevió a abrir los brazos para abrazar un futuro con el que ahora no sabe qué hacer porque lo único que tiene child recuerdos:

recuerdos del futuro. Lo peor de que alguien se vaya es que nunca se lleva consigo los planes y te los deja como un amargo recordatorio de esa parte de tu vida que no vivirás jamás. Porque un día la tomé de la mano y luego nunca supe cómo volver a caminar solo. Un día le besé los labios y los siguientes días siempre tuve sed,

 quizá no de besarla, pero sí de lograr que se quedara para contradecir a mi propia mente que nunca ha creído que yo fuera ha escribir finales felices. Hace un año ya de aquello, pero sigue doliendo como una herida fresca. Incluso hoy,

 después de todo, sigo creyendo que escribir es la única forma que me queda de vendar me una herida dentro de estas cuatro paredes en las que hace rhythm no recibo los primeros auxilios de su cuerpo.

 Ha sido invierno desde entonces y, tal como dije al principio, ella no se ha ido todavía: va a quedarse para siempre.

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Pero te dije adiós.”
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